viernes, 15 de mayo de 2009

MITOCONDRIA

Con el microscopio óptico las mitocondrias aparecen como bastones o raquetas. Fueron descritas por primera vez por Altman en 1884. Se pensó que eran estructuras vivas que parasitaban a la célula y se las denominó bioblastos. Fue Benda, en 1897, quien las denominó mitocondrias (mito = hilo, chondrios = gránulo).
Su tamaño, número y forma son muy variables. En el hígado se calcula que hay unas 1000 mitocondrias por célula; sin embargo, en las células del corazón, los túbulos distales del riñón y otras células que necesitan una gran fuente de energía son mucho más abundantes. Se distribuyen dentro de la célula en relación con los lugares donde la aplicación de esa fuente de energía es más intensa.
Las dimensiones de la mitocondria pueden ser desde 0.5 μm hasta 5 o 7 μm de longitud.
Por regla general, todas las células de los organismos eucariontes tienen mitocondrias, pero hay excepciones. Nuestros glóbulos rojos y las amibas carecen de mitocondrias, y en un estadio del ciclo de vida del microorganismo protista denominado Tripanosoma brucei sus mitocondrias prácticamente desaparecen.
Estos organelos presentan una doble membrana (externa e interna). Cada una de unos 7 μm de espesor y entre ambas membranas hay un espacio de unos 8 μm (espacio perimitocondrial o intermembranal). La membrana interna presenta invaginaciones hacia el interior, que constituyen tabiques denominados crestas. Éstas no llegan de un lado a otro de la mitocondria, por lo que la compartimentación que introducen es abierta.
Tridimensionalmente, la forma de la mitocondria podría compararse muy bien a la de un cacahuate. El interior de la mitocondria está constituido por un contenido más o menos líquido denominado matriz mitocondrial.

Para comprender la importancia de la función principal de las mitocondrias, es necesario recordar dos puntos: el primero es que todos los organismos requieren energía para vivir; el segundo es que el único tipo de energía que los seres vivos utilizan, directa o indirectamente, es el que se encuentra en el ATP. De hecho, no es posible aceptar que exista vida (cuando menos como hasta ahora la conocemos) sin la existencia de ATP.
El ATP es una molécula relativamente simple, la cual está formada por una adenina, una ribosa y tres fosfatos. La unión entre los fosfatos se conoce como unión pirofosfato.
En la glucólisis el desdoblamiento de las moléculas alimenticias se inicia en el citosol, componente líquido del citoplasma en el que se suspenden los organelos. El citosol carece de las enzimas necesarias para utilizar el oxígeno y desdoblar los alimentos. Esta parte del proceso metabólico es anaerobio (sin oxígeno) y no convierte toda la energía contenida en los alimentos en energía en forma de ATP.
Las mitocondrias son los únicos sitios, dentro de la célula, donde el oxígeno puede utilizarse para la degradación completa de los alimentos. Las reacciones del metabolismo aerobio son más eficaces en la producción de energía. Se generan de 18 a 19 veces más ATP en las mitocondrias que mediante el metabolismo anaerobio en el citosol.