Todavía con el resabio de este pensamiento Jean Baptiste Lamarck inventa la palabra Biología en 1809, en su obra titulada “Filosofía Zoológica” donde después de una amplia argumentación nos dice: “…y demos por nombre a esta nueva ciencia el de Biología”. Bautizo coincidente al que hace Treviranus, que en otro escrito utiliza la palabra Biología, sobre la base del uso de la etimología grecolatina (bios, vida y logos, estudio). Aunque Lamarck inventa la palabra Biología, su obra más importante para la historia del pensamiento, “Filosofía Zoológica” recibe precisamente ese nombre —no le llama fundamentos de Biología—, existiendo incluso ahí esa idea de ruptura entre el mundo llamado vegetal y el animal.
Para el mismo Lamarck las plantas no evolucionan porque no tienen sistema nervioso, sino sólo los animales. Es por todas estas razones, por estas inexactitudes, que no podemos hablar de una auténtica ciencia, lo cual no le quita validez a los conocimientos o a la acumulación de información que se llevó a cabo, pues si algo tiene el enfoque kuhniano, es el que llevamos a tener una actitud muy respetuosa de cómo pensaban las gentes en otros tiempos y en otros marcos epistémicos, con otras estructuras de asimilación conceptual, con otras maneras de ver el mundo. Lo que actualmente nos puede dar risa, y que nos puede parecer una ingenuidad puesta en boca de alguien como Aristóteles o el propio Descartes, era plenamente rigurosa y representa un enorme esfuerzo intelectual en su época.
Por ejemplo, puede recalcarse el hecho de que a pesar del descubrimiento de Harvey, donde el mecanismo de circulación de la sangre ha quedado dilucidado, Descartes planea un mecanismo totalmente galénico, los espíritus animales, que como dijimos no son otra cosa que el pneuma galénico enfocado desde una manera plenamente mecanicista, y uno se pregunta, ¿si Harvey ya había descubierto el mecanismo de circulación sanguíneo, ¿por qué Descartes no toma en cuenta ese conocimiento? La respuesta es clara: porque no hay ciencia, hay preciencia, porque no hay una comunidad científica que considere paradigmático ese conocimiento.
La puesta en marcha de esa cientificidad está ligada también al surgimiento de las sociedades científicas, del periodo científico, y a una mayor difusión entre toda la gente que hace actividad intelectual ligada a la descripción de la naturaleza en el mundo.
Es así, que llegamos a la fase de cristalización, en la cual surgen los conceptos paradigmáticos que van siendo asumidos por una comunidad científica estructurada. De esta manera se llega al siglo XX; contando ya con fundamentos plenamente establecidos y con una serie de recursos tecnológicos con los que no se contaba en otros momentos, para poder iniciar ya una explicación cabal de lo que es vida y del funcionamiento de los seres que la detentan.
Para el mismo Lamarck las plantas no evolucionan porque no tienen sistema nervioso, sino sólo los animales. Es por todas estas razones, por estas inexactitudes, que no podemos hablar de una auténtica ciencia, lo cual no le quita validez a los conocimientos o a la acumulación de información que se llevó a cabo, pues si algo tiene el enfoque kuhniano, es el que llevamos a tener una actitud muy respetuosa de cómo pensaban las gentes en otros tiempos y en otros marcos epistémicos, con otras estructuras de asimilación conceptual, con otras maneras de ver el mundo. Lo que actualmente nos puede dar risa, y que nos puede parecer una ingenuidad puesta en boca de alguien como Aristóteles o el propio Descartes, era plenamente rigurosa y representa un enorme esfuerzo intelectual en su época.
Por ejemplo, puede recalcarse el hecho de que a pesar del descubrimiento de Harvey, donde el mecanismo de circulación de la sangre ha quedado dilucidado, Descartes planea un mecanismo totalmente galénico, los espíritus animales, que como dijimos no son otra cosa que el pneuma galénico enfocado desde una manera plenamente mecanicista, y uno se pregunta, ¿si Harvey ya había descubierto el mecanismo de circulación sanguíneo, ¿por qué Descartes no toma en cuenta ese conocimiento? La respuesta es clara: porque no hay ciencia, hay preciencia, porque no hay una comunidad científica que considere paradigmático ese conocimiento.
La puesta en marcha de esa cientificidad está ligada también al surgimiento de las sociedades científicas, del periodo científico, y a una mayor difusión entre toda la gente que hace actividad intelectual ligada a la descripción de la naturaleza en el mundo.
Es así, que llegamos a la fase de cristalización, en la cual surgen los conceptos paradigmáticos que van siendo asumidos por una comunidad científica estructurada. De esta manera se llega al siglo XX; contando ya con fundamentos plenamente establecidos y con una serie de recursos tecnológicos con los que no se contaba en otros momentos, para poder iniciar ya una explicación cabal de lo que es vida y del funcionamiento de los seres que la detentan.
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