Soy cubano y también soy argentino, y si no se ofenden las ilustrísimas señorías de Latinoamérica, me siento tan patriota de cualquier país de Latinoamérica como el que más y, en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie.
Lo fundamental es que seamos capaces de hacer cada día algo que perfeccione lo que hicimos el día anterior.
Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.
Plantearse siempre los problemas de la humanidad como problemas propios.
Sentirse entusiasmado cuando en algún rincón del mundo se alza una bandera de libertad.
Si Ud. es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es lo más importante
Tenemos que ir sobre nuestros errores, machacar sobre ellos, analizarlos y que no se repitan.
La revolución se lleva en el corazón no en la boca para vivir de ella
Esta gran humanidad ha dicho ¡Basta! y ha echado a andar, y su marcha de gigantes ya no se detendrá
... el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario.
Nunca un pueblo puede renunciar a la fuerza, pero la fuerza solamente se utiliza para luchar contra el que la ejerce de forma indiscriminada.
Tenemos nuestra mente y nuestras manos llenas de la semilla de la aurora y estamos dispuestos a sembrarla en esta tierra y a defenderla para que fructifique.
En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte bienvenida sea, siempre que ese, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas.
Lo fundamental es que seamos capaces de hacer cada día algo que perfeccione lo que hicimos el día anterior.
Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.
Plantearse siempre los problemas de la humanidad como problemas propios.
Sentirse entusiasmado cuando en algún rincón del mundo se alza una bandera de libertad.
Si Ud. es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es lo más importante
Tenemos que ir sobre nuestros errores, machacar sobre ellos, analizarlos y que no se repitan.
La revolución se lleva en el corazón no en la boca para vivir de ella
Esta gran humanidad ha dicho ¡Basta! y ha echado a andar, y su marcha de gigantes ya no se detendrá
... el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario.
Nunca un pueblo puede renunciar a la fuerza, pero la fuerza solamente se utiliza para luchar contra el que la ejerce de forma indiscriminada.
Tenemos nuestra mente y nuestras manos llenas de la semilla de la aurora y estamos dispuestos a sembrarla en esta tierra y a defenderla para que fructifique.
En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte bienvenida sea, siempre que ese, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas.