Existen dos tipos de células clasificadas con base en su organización y complejidad estructural: la célula procariótica y la célula eucariótica. Las células procariontes no tienen núcleo verdadero, el ADN se encuentra disperso en el citoplasma constituyendo un solo cromosoma o unido a la membrana citoplásmica; mientras que las células eucariontes tienen un núcleo verdadero. El ADN se localiza dentro de una membrana nuclear que lo separa del resto del citoplasma. La complejidad de las células eucariontes se basa en el desarrollo de compartimentos internos (separaciones parciales del citoplasma), que originan diversas estructuras subcelulares denominadas organelos y, por tanto, las funciones de éstas son propias de cada tipo de organelo.
Esta característica es la que marca la diferencia entre los dos tipos de células; procarionte (pro, antes y carion, núcleo) y eucarionte (eu, verdadero y carion, núcleo).
Las células procarióticas son de menor tamaño que las eucarióticas, los ejemplos característicos de las primeras son las bacterias, que tienen su ADN (material genético, cromosoma) disperso en el citoplasma, sin envoltura nuclear.
Al igual que las células eucarióticas, tienen membrana celular que delimitan al medio intracelular (citoplasma) del medio extracelular. Las células procariontes presentan como característica una pared celular que rodea completamente a la membrana celular, protegiéndola de las agresiones del medio externo y da forma a la célula. En las células eucariontes, el material hereditario se encuentra dentro de un núcleo bien definido y delimitado por una doble membrana llamada envoltura nuclear, la cual es altamente especializada en el transporte de moléculas hacia el y del citoplasma. Los dos tipos de células poseen ribosomas encargados de la síntesis de proteínas, sin embargo, presentan una diferencia sustancial en cuanto al tipo de ARN ribosomal que lo forman. De aquí que los ribosomas procarióticos se denominen 70s y los eucarióticos 80s de acuerdo con el coeficiente de sedimentación.
La división celular de las células procarióticas se da por división binaria o bipartición, el ADN se duplica y las dos copias se separan y se forman dos células hijas, por esta razón la reproducción es más rápida que en las eucarióticas; por ejemplo, una nueva generación de bacterias puede aparecer cada 20 o 40 minutos.
Las células procariontes son microorganismos asexuados (sin sexo). En algunas bacterias se ha observado in vitro (en laboratorio) que bajo ciertas circunstancias realizan un proceso llamado conjugación, en el que un fragmento de ADN denominado plasmidio puede pasar de una bacteria a otra.
Algunas células procarióticas tienen movilidad gracias a unas estructuras denominadas flagelos que realizan movimientos rotatorios y permiten que la célula se mueva. A pesar de la sencillez de este tipo de células no se deben considerar organismos inferiores, ya que, como sabemos, han permanecido en nuestro planeta desde el inicio de la vida.
Las células eucarióticas son mucho más complejas, tanto estructural como funcionalmente. Tienen un núcleo bien delimitado y diferenciado del resto del citoplasma que contiene una gran diversidad de organelos como mitocondrias, cloroplastos, ribosomas, lisosomas, aparato de Golgi, centríolos,vacuolas, retículo endoplásmico liso y rugoso, peroxisomas y citoesqueleto; cada organelo tiene una función especializada.
Por lo general, las células se dividen por mitosis, pues las eucariontes más primitivas conservan la reproducción por bipartición y las más especializadas presentan una división denominada meiosis; tanto en la mitosis como en la meiosis el material genético (adn) duplicado se condensa en estructuras llamadas cromosomas y se divide en dos células hijas. Las células germinales o productoras de gametos realizan el proceso de división celular denominado meiosis, a partir del cual se producen células hijas con la mitad del número de cromosomas de la célula madre, esto es la base de la reproducción sexual.
Ambos tipos de células tuvieron un origen común en el inicio de las primeras formas vivientes, es claro que en el proceso evolutivo primero aparecieron las células procarióticas por ser sencillas, (de las cuales las bacterias son sus descendientes directos) y después aparecieron las células eucarióticas, más organizadas y complejas. Comparten un lenguaje genético idéntico contenido
en la secuencia de nucleótidos del adn, un conjunto común de vías metabólicas como la glucólisis y sistemas multienzimáticos para realizar todas sus reacciones químicas.
Las células procarióticas actuales son muy parecidas a las células fosilizadas que se encuentran en rocas (estromatolitos) desde Australia hasta Sudáfrica y que se estima tienen una antigüedad de más de 3 500 millones de años. Se piensa que los organismos procarióticos fueron los únicos seres vivos durante casi 2 000 millones de años, antes de la aparición de los primeros eucariontes.
De acuerdo con la clasificación de cinco reinos, las células procarióticas sólo están presentes en el reino Monera. De ellas derivaron las células eucarióticas actuales presentes en los cuatro reinos restantes: Protistas, Fungi, Plantae y Animalia.